Me gustaría compartir lo que ha sido para mí este primer módulo de la escuela consciente. Estoy entendiendo qué significa este espacio, cómo crearlo y qué implica.
No se trataba de aprender a entrar en el otro, sino de permitir que entrara en mí.
No se trataba de tener información para entender, sino de tener un corazón abierto para acoger y comprender.

No se trataba de tratar de hacer algo, sino de permitir que todo sucediera.
No se trataba de ir a algún lugar, sino de comprender que ya estaba allí. No se trataba de transformar el plomo en oro, sino de recordar que el plomo siempre ha sido oro.
No se trataba de tratar de convertirse en alguien, sino de aceptar que puedo ser todo.
No se trataba de ser acompañado por ti, sino de acompañarte a ti. No se trataba de pedir, ni de hacer peticiones, sino de dar, dar y dar.
No se trataba de ti, ni siquiera de mí, sino de todos nosotros, de lo que co-creamos.
No se trataba de llenarme de conocimientos y prácticas, sino de aprender a manifestar ese vacío, donde tú puedes estar, donde puedes verte, donde recordar quién eres se vuelve posible.

No se trataba ni siquiera de caminar a tu lado, sino de lanzarme al vacío y volar.
No se trataba ni siquiera de saltar juntos, sino de saltar, cada uno a su propio ritmo.
No se trataba de ayudarte ni de salvarte, sino de recordarme que soy/ eres libre.

No se trataba de aprender a ser un maestro, sino de evocar la maestría, de no quedarme atrapado en el papel y despotenciarme/te.

No se trataba de lo que quería hacer en mi vida, sino de lo que la vida quería hacer conmigo. No se trataba de hacer el amor, sino de permitir que el amor se hiciera a través de mí.

No se trataba de aprender a ser un mago, sino de saber que la magia te había creado.
No se trataba ni siquiera, lejos de esto, de comprender qué es la existencia, sino de permitir que la existencia se conozca a sí misma a través de mí.

No se trataba de ganar, sino de rendirse.

No se trataba ni siquiera de entregarse, sino de reconocer que la no entrega ni siquiera es posible.

Ya estamos en la danza de la vida. En el proceso de recordar qué tipo de terapeuta quiero ser o no ser, esta siempre es la pregunta. Es hora de permitirme florecer, de dejar de generar resistencia para que mi potencial pueda emerger.

“El salto cuántico y cualitativo realizado por un alumno durante el proceso formativo ocurre en el momento en que deja de ser un buscador, para abrirse a la posibilidad de ENCONTRARSE y que lo que buscaba llegue a él.”

Alberto J. Varela, fundador y creador del método Evolución Interior®